jueves, 16 de julio de 2009

Los bonos o Certificados de Reducción de Emisiones de dióxido de carbono son unos documentos en los que se hace constar que un país dejó de producir esos Gases de Efecto Invernadero (gei) en un lapso de tiempo. Los países industrializados y firmantes del Protocolo de Kyoto están obligados a reducir estos gei. Ellos son los principales clientes de naciones como El Salvador, quienes no tienen obligaciones de mermar su impacto, pero que pueden hacerlo y vender sus certificados a quienes sí están obligados, para que puedan cumplir sus metas para 2012.

Las consecuencias de no reducir las emisiones contaminantes pueden ser catastróficas. Mitigarlas, por el contrario, no solo permite a las compañías cuidar el medio ambiente, sino que puede convertirse en una oportunidad de negocios. Uno de los mecanismos propuestos por el Protocolo de Kyoto (pk) para la reducción de gases causantes del calentamiento global es un sistema que dé incentivos económicos a las empresas que regulen la emisión generada por sus procesos productivos.

Las compañías que disminuyen la generación de dióxido de carbono (co2) pueden emitir “bonos de carbono”. Estos son comprados por los países llamados Anexo 1 según la nomenclatura del pk (países industrializados), que al adquirirlos se acreditan las disminuciones del contaminante como si hubieran sido hechas en su territorio.

En El Salvador, la productora de energía geotérmica LaGeo, es ejemplo de una empresa que encontró en los lineamientos del Protocolo de Kyoto (pk) y en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (mdl) un nuevo modelo de trabajo: gracias a un ahorro energético reduce las emisiones de co2 y a partir de ello vende bonos que le proveen ingresos extra.

La empresa generadora de energía lidera la producción de Certificados de Reducción de Emisiones (cre) en el país. Desde 2007 hasta la fecha, ya vendió 220.684 toneladas de co2 a Holanda y Bélgica; esto, gracias a la reducción de emisiones lograda en dos proyectos: Geotérmico Berlín Fase Dos y Ciclo Binario Berlín, que redujeron 176. 543 y 44.141 toneladas de co2, respectivamente.

Para LaGeo la venta de Certificados de Reducción de Emisiones (cres) puede llegar a sumar un ingreso aproximado €1.324.104 (unos us$995.566,9) si el precio de los bonos es de €6. Si este valor alcanza el máximo del mercado, €12por bono, LaGeo llegaría a obtener €2.648.208 (us$1.991.133,83).

Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero deben reducirse en 5% a escala mundial, tomando como base las generadas por cada país industrializado en 1990. Para verificar que los países que ratificaron el convenio cumplan, las emisiones se medirán de 2008 a 2012. El Salvador, por estar clasificado en los países menos industrializados, llamados Países no Anexo 1, no está obligado a reducirlas.

El Protocolo de Kyoto persigue el principio de “responsabilidad común pero diferenciada”; es decir, reconoce que la carga de responsabilidad, es mayor para los países que históricamente han emitido la mayor cantidad de Gases de Efecto de Invernadero (gei), como China. El pk requiere que las naciones industrializadas alcancen reducciones cuantitativas. Los países menos industrializados, que históricamente producen menos emisiones y son más vulnerables a los riesgos climáticos, no tienen objetivos obligatorios de reducción.

América Latina emite 972 millones de toneladas de co2 al año. Los principales emisores son México, Brasil, Venezuela y Argentina. Solo Estados Unidos fue causante del 36% de las emisiones en 1990; y la Unión Europa, del 24,2%.

Carlos Guerrero, ministro del ambiente, estima que el país emite el 0,03% del gei del mundo. El Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales (marn) compara las emisiones que hace un salvadoreño respecto a las de un habitante de un país desarrollado. La cifra es reveladora: el salvadoreño emite solo un 5,7% del total de las que emite una persona en un país industrializado.
Las claves del éxito de la energía renovable es una de las claves para mermar los impactos al medio ambiente. LaGeo lidera en El Salvador no solo la venta de bonos de co2, sino que es generadora de energía geotérmica.

La empresa, que emplea a 292 personas, regenta dos centrales geotérmicas, ubicadas en los departamentos de Ahuachapán y Usulután. Generan cerca del 21% del consumo nacional de electricidad, según Rubén Loy, ingeniero de Gestión y Control de Contratos de LaGeo, quien además es el responsable del mdl.

La compañía ya adquirió dos concesiones adicionales para áreas geotérmicas en San Vicente y Chinameca, en las que hacen estudios de exploración con miras a la instalación de nuevas centrales.

La energía biomasa también ha sumado puntos a la disminución de emisiones. Esta —que utiliza aserrín, chips de madera y desechos de cosecha de la zafra como combustible— significó para los ingenios, con sus proyectos Cogeneración Central Izalco (-45.750 toneladas) y Cogeneración El Ángel (-5.285 toneladas), la reducción de 51.035 toneladas de dióxido de carbono, que también fueron comercializadas en naciones europeas.

Las cifras indican que El Salvador lidera la producción de certificados en la región: 475.444 en un año, entre 2007 y 2008. “Hemos podido certificar casi 500.000 toneladas concentradas en cinco proyectos: dos de biomasa de dos ingenios, dos con generación geotérmica, y otro con generación de gas metano del Relleno Sanitario de Nejapa (mides) para generación eléctrica. Todos producen energía limpia; eso compensa, mitiga. Lograron beneficios económicos, lo cual es un incentivo para que sean rentables”, resume Francisco Rodríguez, punto focal del Protocolo de Kyoto para el marn, explica que hay oportunidades de certificar bonos con la reducción de co2 y metano. Así es como el Relleno Sanitario de Nejapa forma parte de los proyectos verdes: cada tonelada de metano reducida equivale a 21 toneladas de dióxido de carbono.

Los sectores clave para un plan de reducción de carbono son la silvicultura y agricultura, la energía, la industria y el desperdicio, construcciones y transporte. En resumen, se trata de reducir el consumo energético y el uso de combustibles, y reforestar.
Los pasos para certificarse:

LaGeo ya planea vender más bonos. Tiene un proyecto en la etapa de validación: ya tiene una carta de no objeción del marn, ya la presentó a la Junta Ejecutiva del mdl, y después de una sesión de las Naciones Unidades, el proyecto fue aprobado y publicado en la página web (unfcc).
La siguiente etapa consiste en la contratación de una empresa que viene a verificar si el proyecto denominado “Optimización Ahuachapán” va a generar 20mw y si reducirá 67.605 toneladas de co2 por año cuando inicie sus operaciones, en enero de 2010. Después de esto, si es validado, podrá emitir y vender certificados.

Para que un proyecto sea rentable debe reducir no menos de 60.000 toneladas al año. “Eso lo hace atractivo en el mercado y se paga los costos”, explica Francisco Rodríguez.
En esta etapa de validación, el marn censa otros tres proyectos: dos de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (cel) y otro de la empresa Papaloate, dedicada a la generación de energía hidroeléctrica. Si son aprobados, significarían 123.460 toneladas menos de co2 en el ambiente.

LaGeo también ha desarrollado cuatro ideas más de proyectos (pin), para los cuales realiza estudios de factibilidad, neocientíficos, técnicos, financieros y de perforación de pozos, entre otros. Los cuatro, en su conjunto, buscan reducir 354.000 toneladas de co2 y una vez perfilados se someterán a validación.

En este mismo proceso se encuentran cuatro proyectos más que permitirían reducir 798.523 toneladas de dióxido de carbono entre 2009 y 2011.

A estas iniciativas, se pliega la Asociación Salvadoreña de Industriales (asi), que ha previsto una dieta en consumo de energía, con tecnología aplicada por más de cien empresas. La idea está enfocada en luminarias y motores, que según un estudio de la asi son las que implican mayor consumo de energía. El proyecto está en proceso de elaboración y es apoyado económicamente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud) y el Banco Mundial (bm).

El éxito está en que cualquier reducción surte efecto en el mundo, insiste Rodríguez. Así, los certificados de El Salvador ayudan a mermar los excedentes de los impactos ambientales que genera la industria en lugares tan distantes como Australia, China o Japón.

Insertado desde <http://www.revistasumma.com/contenido/articles/361/1/Negocio-verde-energetico/Page1.html>

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